Los métodos para ser corruptor y/o dejarse corromper, se sofistican en la medida en que los costos para ascender en el poder y permanecer en él crecen, requieren de más aportaciones, sean éstas legales o procedentes del dinero negro.
Si comprar popularidad, plumas y consciencias antes se cotizaba en pesos, hoy ese valor se tasa en dólares, moneda idéntica a la que mueve el narcotráfico y su poder, radicado éste en Estados Unidos. No le demos vuelta, la matriz de los modelos de corrupción tuvieron su fundamento moderno en Inglaterra, primero, después en el todavía Imperio.
La reflexión anterior viene a cuento por la larga permanencia y la insegura extradición de Zhenli Ye Gon a México, su país de adopción, porque acá lo cobijaron para que hiciera florecer sus ilícitos negocios a cambio de protección en beneficio de la democracia, como lo hizo notar en su declaración inicial, al serle descubierta en su residencia de Las Lomas una cantidad enorme de dólares, que se distribuyó y gastó antes de que se comprobase su culpabilidad, de la que ha estado a punto de quedar exonerado.
“Copelas o cuello…” fue la frase que montó al ring de la fama a ese estrafalario chino copiado de las películas de James Bond, y a Javier Lozano Alarcón, por el momento todavía encargado del despacho del Trabajo, pero que ha sido incapaz de salir indemne de todas las culpas de la torpeza política que le achacan, y de la hasta hoy improbable corrupción de la que se le acusa, porque dudas sobre su honorabilidad, no se las va a quitar.
Recordemos: “El secretario del Trabajo, Javier Lozano Alarcón, rechazó “categóricamente” las acusaciones que en su contra fueron formuladas por abogados estadounidenses de Zhenli Ye Gon, por falsas, absurdas, inverosímiles, tramposas y perversas. Lozano Alarcón se deslindó de cualquier relación directa o indirecta con este tema y los personajes involucrados.
“El funcionario dijo que no conoce a Ye Gon, ni ha convivido con el chino nacionalizado mexicano en algún evento social o político y aseveró <>. Asimismo expuso que se reserva el derecho de acudir a los tribunales de México y de Estados Unidos para denunciar a Zhenli Ye Gon y a sus abogados por las aseveraciones difamatorias y calumniosas que le fueron dolosamente imputadas. En una respuesta por escrito enviada ayer a The Associated Press, Lozano Alarcón negó las acusaciones, y dijo que contempla la posibilidad de demandar por difamación a Ye Gon”.
¿Demandó el funcionario público mexicano al supuesto delincuente que lo señaló? ¿Todavía siente que ha sido difamado?
Sobre lo anterior es necesario ampliar la reflexión, ahora que Lozano Alarcón está a partir de un piñón con Martín Esparza, a quien se le queman las habas por darle la toma de nota, pues lo que está en juego es el patrimonio del SME y el uso político que pueda dársele a esas propiedades de los obreros.
Habría que recorrer el rastro de declaraciones de Lozano Alarcón en contra del SME, como organización y como lastre de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, para comprender el cambio de actitud y anticipar que el SME, puesto en la picota laboral del el panismo, con cierto grado de probabilidades se convertirá en centro de ordeña para los fondos de la campaña 2012.