July 25, 2011
— 12:00 am
¡Y luego quieren que votemos por ellos!, espetó la señora de la mesa de al lado a sus contertulias. Es la hora del desayuno, el tema a discusión de esas tardías desayunantes es la liberación de Gregorio “Greg” Sánchez, ex presidente municipal de Benito Juárez, Cancún; ex candidato al gobierno de Quintana Roo; todo indica que también será usado como ex chivo expiatorio en las disputas por el poder, lo que significa que posiblemente es culpable de los crímenes imputados, pero de allí a probar el delito hay un buen trecho, de pericia y complicidades.
Las alegres contertulias son elegantes, alimentan su conocimiento en los chismes de sociedad, pero se percibe que fundamentan su actividad electoral en los resultados tangibles de los negocios de los maridos. La más gorda y alhajada de entre ellas, refiere que la primera vez que escuchó hablar de un brazalete electrónico, y además vio la fotografía, fue cuando un inclemente juez ordenó que Adnan Khashoggi, el magnate del contrabando de armas, lo usara. Es, pues, un instrumento para hacer más larga o más corta la correa; si no lo creen así, pregunten a Dominique Strauss Khan qué tan amplio fue el mundo al que lo confinaron.
Las damas a esa mesa sentadas no son lelas; las preguntas que se hacen, demuestran que entre café y café, entre reunión social y reunión social, a mitad de sus encuentros en las casas de juego, cuando solicitan corte de caja para saber cuánto deben, escuchan los noticiarios, leen los periódicos pero, sobre todo, usan de los adminículos electrónicos para informarse, porque durante su permanencia en el restaurante reciben y envían mensajes y, además, twitean, con pericia e insidia.
Ellas lo cuentan, yo lo escucho. Tienen la percepción, como la mayor parte de la sociedad, que el aparato de procuración de justicia, el aparato legal de la coerción que puede ser ejercida por el Estado para prevenir el delito, está podrido, sirve a sus cómplices y es fundamentalmente un instrumento político en manos de quienes gobiernan.
Y tienen memoria, pues con toda seguridad en los nombres que manejan durante su conversación, una o varias aseveran que ni Rafael Macedo de la Concha, ni Eduardo García Mora ni Arturo Chávez Chávez pueden sustraerse a la responsabilidad de haber hecho de la Procuraduría General de la República un instrumento coercitivo de índole político electoral; añaden también que Marisela Morales, Patricia Bugarín y Adriana Cuevas Argumedo podrán hacer gala de su simpatía y seducción, pero no podrán ocultar los intereses que se mueven detrás de ciertas acciones de procuración de justicia.
Comentan las alegres señoras -poseedoras de tiempo, seguridad en ellas mismas y dueñas del dinero de sus maridos- que no puede tenerse confianza alguna en las policías ni en los ministerios públicos, porque lo que encuentran lo siembran o lo inventan, como se demostró en el caso de Antonio Zúñiga Rodríguez, cuyos defensores ex oficio pueden ganar uno o más emmys con sólo exhibir las trácalas que pueden hacer los encargados de procurar justicia.
Claro que también sacaron a colación el turbio asunto de Jorge Hank Rohn, tanto por el personaje como por sus acusadores. Dicen las damas a las que escucho con mayor atención cuando bajan el volumen de la voz, como si de un secreto que no quieren que se sepa se tratara, o porque no quieren externar su opinión ante la posibilidad de que los Hank, los Calderón o los “oídos” de Marisela Morales las escuchen y las graben.
Pero el plato fuerte es “Greg” Sánchez, quien, dicen las contertulias, bien hubiera podido llegar a la gubernatura si no lo descarrilan; argumentan que lo bajaron del caballo por corrupto, y contra argumentan las mismas “ladies” que eso es una <<chingadera>>, porque igual de corruptos se comportan todos en cuanto se hacen con el poder.
“Y no crean que es un problema de la federación”, exclama la más joven, la que parece recién salida de la universidad, o la que pudiera ser la que no hace mucho que parió; habla sin desparpajo de Mariel Solís Martínez, esa estudiante que fue usada por el procurador General de Justicia del Distrito Federal, Miguel Mancera, para reposicionar su precandidatura al gobierno de la ciudad, y además demostrar que no tienen miedo de admitir equívocos y enmendarlos, como para demostrar que en esta ciudad, a pesar de lo que todo mundo da por sabido, y por eso se calla, no se lleva a los separos a los inocentes, como sí lo hacen en el fuero federal.
Esa misma joven mujer encuentra el adjetivo perfecto. Dice, sin tapujos, que la PGR es una institución a la carta, porque en ella se da a los patrones lo que se pide, con o sin razón, con justicia o con injusticia, pues de lo que se trata es de imponer orden y miedo para las próximas elecciones presidenciales, como lo demuestran los casos recientes, incluido el ya casi olvidado michoacanazo y la muy cercana liberación definitiva de “Greg” Sánchez, pues como dijo un ilustre presidente, se les acusa de pillos, no de tontos.
La procuración de justicia es un tema sensible a la sociedad, pero no han tomado nota o parecen no querer tomar nota los precandidatos ni los partidos, mucho menos los que aspiran a una restauración, en el entendido estúpido de que todo pasado fue mejor, cuando lo que necesita resolverse es el futuro e iniciar la transición.
Bien lo aplica Haruki Murakami en su cita de Henri Bergson: “El puro presente no es sino el fugitivo progreso del pasado royendo el futuro. A decir verdad, toda percepción ya es memoria”. Se puede constatar en las fotografías del Consejo Político Nacional del PRI.
@OrtegaGregorio
Cuando la autoridad es quien promueve el uso faccioso de la justicia y hasta la mal aplica, y aunque sabe de enormes corruptelas, pero no hace nada hasta que es advertido de que saldrán a la luz pública esos malos manejos, sólo renueva el pensamiento de que esta guerra de más de 50 mil muertos tiene otros motivos que el de acabar, disminuir o no se qué busca a la ridícula minoría.
Y los chilangos entendemos perfectamente el clima de terror que hay en muchas ciudades del país, sobre todo, en el norte, en donde sus habitantes ven sólo de dos sopas: aceptas al ejército o te queda con los miembros del crimen organizado, pues al salir a las calles oyen balazos o ven gente acribillada.
Y es difícil reflexionar ante un clima de esa estatura que hay asuntos que se deben atacar de forma integral y no de manera desperdigada, o sea malhechota.
Si es el mismo Calderón que está enterrando a la PGR, la ridiculiza, y cree que cambiado a sus titulares -muerto el perro se acabó la rabia- se modificará para bien la imagen. Pues no, no fue, es o será así. Esta es otra raya que se acumula a las cientos sino miles que ya tiene su periodo. Por eso yo, al menos, no le creo en sus fundamentos de guerra.
Comment by chester — July 25, 2011 @ 9:51 am
SALUDOS GOM!!!
RP
Comment by RP — July 25, 2011 @ 1:14 pm
Por otro lado (y también fuera del tema central de la PGR) fué mucho después del caso del traficante de armas que en lo personal me queda en la memoria el uso de brazaletes de seguridad. Me refiero al caso de Mario Ruiz Massieu, de quien se dijo había cometido suicidio mientras estaba detenido en los Estados Unidos, pero de quien se rumora que en realidad quedó como testigo protegido y que hace unos pocos años fué perdida la señal de su brazalete… Saludos!
Comment by Joe Teuffer — July 25, 2011 @ 5:49 pm