September 22, 2011
— 12:00 am
¿Tienen, Humberto Moreira y los integrantes del CEN que él preside, una idea precisa sobre las razones por las cuales quieren recuperar el poder? ¿Para hacer lo mismo que entre 1929 y 2000? ¿Para solazarse en una alternancia improductiva, porque en lugar de solucionar los problemas los empeoró? ¿Para demostrar que el PRI ha cambiado y sus propuestas son distintas, novedosas, ajenas al presidencialismo conceptuado por Plutarco Elías Calles y fortalecido por Lázaro Cárdenas del Río? ¿Para, como en la época dorada de Salomón Faz, provocar una estampida de la “bufalada”? ¿Para idear, proponer e iniciar la pospuesta transición?
Moreira y sus gerifaltes, señaladamente Carlos Ortiz Tejeda quien está al frente de la Comisión de Ideología, tienen una ardua tarea, porque es el PRI como instituto político el que debe recibir las propuestas de los aspirantes a la presidencia de México y hacer suyas las viables, las que confirmen que es una vieja-nueva opción dispuesta a iniciar la transición, con el propósito de demostrar a la sociedad, a los electores, que efectivamente hay vida después de 12 años de inclemente panismo.
Naturalmente los precandidatos deben hacer públicas sus aspiraciones y sus propuestas, pero es el CEN priista el que debe asumir la responsabilidad de convertir, las idóneas, en la bandera de su oferta electoral y de gobierno, pues de otra manera los electores serán avasallados por el ruido gubernamental de sus éxitos, permanecerán sordos a la opción que puede ofrecerles la transición.
Lo primero que debe determinarse son los cambios estratégicos a las costosas políticas públicas contra el crimen organizado, e inmediatamente ofrecer e instrumentar las reformas estructurales, pues sin éstas todo lo demás será como bordar sobre el paño de Penélope.
Cómo harán para imponer el punto de vista mexicano, combatir al narco en idéntica proporción y estrategia a como lo hacen los estadounidenses, pues no es posible más muerte; cómo para que de este lado deje de perseguirse a los migrantes, porque no es tarea mexicana llenar fosas clandestinas; cómo para dar a seguridad pública federal su verdadera dimensión, y no equipararla a las Fuerzas Armadas; cómo para acabar con la corrupción y la impunidad; cómo dejar de vender las concesiones o permisos de casas de apuesta y casinos para financiar las campañas políticas; cómo dejar de extorsionar a los gasolineros; cómo crear empleos; cómo regresar al gasto doméstico su poder adquisitivo. Nada se puede sin la transición.
Ese Demonio de Sócrates que me acompaña a todos lados, me pone en las manos un texto: Atravesamos un periodo en el cual el uso del poder, la fuerza o la violencia están desempeñando un papel predominante en las sociedades. El fenómeno no se limita a las relaciones entre los Estados; puede observarse también y sobre todo en las relaciones entre gobernantes y gobernados…
Cómo terminar con esto. El senador Manlio Fabio Beltrones hace una propuesta: gobiernos de coalición. Ojo, no confundir, como lo han hecho los ignorantes, con las coaliciones electorales, a las cuales siempre se ha opuesto. A lo que apuesta la iniciativa presentada por el senador, es a la apertura del régimen presidencial mexicano, fortaleciendo democráticamente a la institución presidencial con facultades para integrar, de manera optativa, un gobierno de coalición.
En palabras y texto de la propuesta priista, se logra dotando de nuevas facultades al Presidente de la República para que, además de las facultades que actualmente posee para nombrar de manera irrestricta a los miembros de su gobierno e integrar el programa de gobierno, posea de manera opcional la posibilidad de integrar un gobierno de coalición, en cuyo caso el Senado ratificaría a los integrantes del Gabinete y ambas Cámaras legislativas registrarían las políticas públicas convenidas para su observancia y seguimiento.
En todo momento, el Presidente de la República mantiene sus facultades de remover y nombrar libremente a los integrantes del Gabinete, lo que asegura la estabilidad del gobierno y la eventual solución de crisis en la coalición.
La coalición de gobierno permitiría integrar una mayoría gobernante, conviniendo la estructura del gabinete y las políticas públicas a implementar durante el tiempo máximo de existencia de la Legislatura; esto es, cada tres años, en las elecciones federales, el titular del Ejecutivo Federal dispondría de la posibilidad, de integrar gobierno conforme a los resultados obtenidos; enriquecer la calidad del gobierno o bien, integrar una coalición política que le permita agregar respaldo legislativo y gobernabilidad al ejercicio gubernamental.
Esto es lo que diversos estudiosos, entre ellos Sartori, consideran un doble motor para la democracia: que el Ejecutivo integre gobierno de acuerdo al respaldo obtenido, en cualquiera de dos vías: con la fuerza de sus votos y legisladores, o integrando un gobierno compartido, sumando a sus fuerzas la de los aliados de gobierno, mediante la negociación de una coalición política.
Adicionalmente, se propone dotar de voz al Presidente de la República en el Congreso para que esté en posibilidad de acudir, por sí o por delegación en el Secretario de Gobernación, a presentar iniciativas, informes, gestionar asuntos del gobierno, rendir cuentas o responder preguntas, mediante solicitud por escrito, invitación o requerimiento de las Cámaras del Congreso.
La aprobación de la iniciativa permitirá crear el mecanismo institucional necesario para pasar de la era de los gobiernos divididos, sin incentivos para la cooperación política, a la era de los gobiernos compartidos, que permite la colaboración entre partidos en el gobierno de coalición. Se tendrá así un sistema presidencial con instrumentos parlamentarios, como sucede en los sistemas presidenciales de Argentina (jefe de gabinete), Uruguay (moción de censura) y Estados Unidos (ratificación del gabinete presidencial). La propuesta es específicamente apropiada para el caso de México y permite a la Presidencia de la República abrirse a la pluralidad actual del sistema político.
Crecí y desarrollé mis conocimientos sobre la praxis política bajo el régimen surgido de la Revolución, hoy inoperante en su esencia; si en algún momento compartí la idea de que el poder no se comparte, la realidad muestra que hoy, para gobernar, el poder ha de compartirse.
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Enrique Peña Nieto decidió, al fin, proceder como magistralmente lo hace José Tomás: abrirse de capa, decir que sí quiere. En buena parte de la sociedad se hacen cruces por saber las razones por las cuales no lo hizo acuerpado con su partido, en tiempo y forma tal como había dicho que lo haría. Algunos consideran que se precipitó, no por el tiempo, sí por el lugar y el interlocutor. ¿Para qué adelantarse y perder el estilo, si de todas maneras será el candidato del PRI? En cuanto a la Presidencia de la República, todavía falta lo que decidan, Calderón como operador políticos, y los mexicanos como electores. Veremos si en el camino aprende a escuchar, o es que anticipadamente dejó de hacerlo.
@OrtegaGregorio
Comment by Joe Teuffer — September 22, 2011 @ 10:23 am
Comment by chester — September 22, 2011 @ 10:30 am
SALUDOS GOM!!!!
RP
Comment by RP — September 22, 2011 @ 12:51 pm
En el comentario anterior me quedé con Peña pues, como ahí lo señaló, es quien ganará la nominación priísta y, si hay elecciones, el pódría agenciarse la presidencia. Y cuando hablo de mañosos y rateros me refiero a Beltrones y también a la maistra, ese horror de mujer convertida en lidereza de un poderoso sindicato. Por lo demás coincido contigo y con Teuffer.
Comment by chester — September 22, 2011 @ 1:55 pm
Comment by leonor — September 22, 2011 @ 2:00 pm
Comment by leonor — September 22, 2011 @ 2:10 pm
En efecto; en el PRI, solo BELTRÓNES responde con su aportación de la conformación de un gobierno de COALICIÓN (no electoral), la interrogante de ¿Para qué? El PRI quiere de nuevo el gobierno ejecutivo federal.
Respetables; pero, por ahora, encuentro erradas completamente las lecturas políticas en los comentarios antecedentes en el generoso espacio que se nos brinda.
BELTRÓNES…por su origen, su historia política, su independencia y nacionalismo de carácter, su inquebrantable estructura mental social, y su estatura de estadista reformador…NO por “conjeturas”, ni de oídas, SINO porque en su EXTENSO actuar político está PLENAMENTE demostrado…NO podría ser JAMÁS…ni marioneta ni comparsa de nada; ni siquiera de su propio partido.
BELTRÓNES, va en serio; incluso, si en el PRI se imponen los intereses fácticos de quien Peña Nieto solo es el “rostro” electoral, el plan “B” de BELTRÓNES, lo avizoro –Y…¡¡Para bien de México!!– por la ACERTADA figura de la COALICIÓN (Con la suscripción del acuerdo de conformar “gobierno de COALICIÓN” –ya tan ampliamente conocida en Europa–) con TODOS los inconformes de TODAS las fuerzas políticas y de las diversas estructuras e instituciones de la desencantada sociedad mexicana que SABEMOS, con plena certidumbre, ¡cuál és!, la VERDADERA razón de la CONSTRUÍDA “popularidad” “electoral” de Peña Nieto.
La MERCADOTÉCNIA muchachos y las estridentes, neuróticas y truculentas “negras campañitas”…NO volverán a sorprender la decisión electoral del mexicano.
¡Al tiempo! Diría el buen Ricardo Alemán. Lic. Palazuelos.
Comment by Lic. Pedro García Palazuelos. — September 22, 2011 @ 3:11 pm
Comment by BAUS — September 22, 2011 @ 3:35 pm
Comment by leonor — September 22, 2011 @ 3:59 pm