La Costumbre del Poder Gregorio Ortega Molina I 24/06/2013 ,12:00 am
Desde que el PRI recuperó la presidencia, cuando se preparaba la transmisión de poderes y se ajustaban los compromisos políticos establecidos en toda sucesión presidencial similar, el nuevo gobierno decidió cambiar el discurso sin importar que éste se divorciara de la realidad, en la creencia de que los mexicanos compran todo, creen a pie juntillas lo dicho por el nuevo papá sexenal.
Esa estética de la comunicación política dejó de funcionar, al menos, desde la aparición del EZLN; se entronizó en cuanto las redes sociales convierten a los usuarios en informadores de lo que ven y oyen en la calle. Es la vulgarización de la noticia, el abaratamiento de la información. El Estado perdió uno de sus controles sobre la sociedad.
Estética comunicacional que azora, porque apuesta a dar garantía de impunidad y apabulla con el cinismo, como lo hizo el presidente de la Consar, Carlos Ramírez Fuentes, quien sostiene que la evolución de sólo un mes de los fondos para el retiro es “irrelevante”, dado que son recursos cuya estructura está pensada para ser invertidos en el largo plazo. Afirma también que es posible una recuperación como la ocurrida entre 2009 y 2012, cuando los fondos de jubilación superaron las minusvalías provocadas por la crisis económica de 2008.
¿Irrelevante que durante el mes de mayo la volatilidad de los mercados financieros en México y el extranjero provocara pérdidas por 80 mil 492 millones de pesos en los fondos para el retiro de los trabajadores mexicanos?
Los fondos que dejan de estar en cuentas de ahorro para retiro, pasan a engordar otros valores, ¿o se hicieron polvo? La Consar, en su reporte sobre el valor de los portafolios de inversión a precios de mercado bajo custodia de las administradoras de fondos para el retiro (Afore), informó que se ubicó en un billón 982 mil 918 millones de pesos, cuando un mes antes la suma ascendía a 2 billones 75 mil 410 millones.
Es estúpida la respuesta de Carlos Ramírez Fuentes, pues como deja anotado Michel Maffesoli, “el poder y el miedo a la muerte van aparejados. El poder político o simbólico hace, a largo plazo, reposar su fuente de energía sobre el fantasma de la eternidad. Sobre la pretensión de bien administrar la muerte”. ¿Y qué es esa fuente de energía sin las políticas de bienestar social, lideradas por los fondos de retiro? El miedo a la muerte es el pavor a agonizar en la miseria y terminar con los huesos en una fosa común.
Pero Carlos Ramírez explica que la caída de mayo “fue una corrección provocada por un enorme optimismo de los mercados, convertida en volatilidad después de que el presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Ben Bernanke, declarara que se analizaba la posibilidad de retirar la liquidez generada los últimos cuatro años. Los mercados, con eso, iniciaron una etapa de nerviosismo y volatilidad que resultó en un aumento de tasas de interés que, en el caso de los bonos mexicanos de largo plazo, subieron cerca de 100 puntos base, y cuando las tasas suben, se produce el efecto inverso en el precio de los bonos, los cuales bajan de precio”.
El ahorro mexicano siempre queda colocado en situación de perder, perder.