LA COSTUMBRE DEL PODER
Gregorio Ortega Molina el 29 noviembre, 2013.12:01 am
Las pretensiones hegemónicas de quienes administran la globalización, se manifiestan en cuanto toman decisiones que afectan a los socios menos favorecidos, pero sobre todo cuando las instrumentan burdamente.
Desde que en Todos los hombres del presidente aparece, desdibujada, la figura de Garganta Profunda, desconfío de manera natural de quienes filtran información, porque los propósitos por lo que lo hacen nunca quedan claros, incluso si la idea es salvar a la humanidad y, al mismo tiempo, redimirse ellos mismos.
El diario La Jornada nos cuenta que nuestro gobierno negocia un acuerdo de alcance multinacional que, dicen organizaciones civiles, limita la libertad de acceso a Internet y obliga a los proveedores del servicio a suprimir contenidos, cuando un autor considere que la difusión transgrede sus derechos de propiedad intelectual.
El conjunto de compromisos estipula la aplicación de sanciones contra aquellos proveedores que no realicen esas tareas de fiscalización, revela un documento secreto que Wikileaks filtró.
Leemos en la nota: “La negociación de este acuerdo, en el caso de México, no ha ido acompañada de un debate público sobre sus alcances, a diferencia de lo que ocurrió hace dos décadas, cuando se discutió la incorporación del país al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
“Los alcances del TTP en cuanto a la regulación de Internet, tienen como antecedente en México, el compromiso contraído por el gobierno cuando en 2012 firmó el Acuerdo Comercial contra la Falsificación (Acta), para revisar y, en su caso, modificar las leyes de Propiedad Industrial, Federal de Derecho de Autor y Aduanera.
“Los proveedores de servicios de Internet tendrán que cooperar con los dueños de los derechos de autor para impedir la piratería, y tendrán que acatar sus solicitudes de bajar contenido, en caso de que prospere ese capítulo del TPP, dijo a este diario Burcu Kilic, experto en temas de propiedad intelectual de Public Citizen”.
La globalización, considerarse miembro del Primer Mundo, aspirar a ser cuando la sartén por el mango la tienen los poderes fácticos, exige algo más que disciplina y obsecuencia, lo que piden a cambio de nada es sumisión y, en no pocos casos, humillación, pero es posible que la cordura llegue a quien deba operar las decisiones, porque con Snowden o Wikileaks nada obtendremos, sino un conocimiento parcial del destino que han prefigurado para países como México.
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AMN.MX/gom