LA COSTUMBRE DEL PODER: Pederastia aceptada
Estallan los escándalos de pederastia, cuando de alguna manera -debido a los usos y costumbres- es aceptada y consentida por los progenitores de las víctimas.
Durante un viaje a Lima, el constitucionalista peruano, Domingo García Belaunde, me explicó con detalle cómo los “tiñosos” o blancos pretenciosos y adinerados, todavía hacen o hacían viajes a la sierra para comprar muchachitas de servicio, que lo mismo servían para todo el quehacer doméstico, que para ser objeto de la lascivia de adolescentes y patrones.
En México ocurre o sucedía lo mismo, quizá hoy con mayor intensidad que cuando se derramaron los beneficios del milagro mexicano sobre la sociedad, porque la actual crisis económica, el hambre, ensancha los caminos de la complicidad entre familiares, favorece lo que debiera ser inaceptable.
En Chiapas una madre debe pagar 24 mil pesos de multa porque su hija, menor de edad, una niña de 14 años, escapó de casa del marido, pero además debe regresarla con su consorte, para que le repita la dosis de los maltratos que propiciaron su huida inicial.
No faltarán los antropólogos, los políticos de izquierda, iluminados por ser de avanzada ideológica y programática, que defiendan esos comportamientos como parte de los usos y costumbres, y afirmen en su discurso que debe dejarse a los indígenas resolver sus problemas entre ellos.
¿Debe una niña de 14 años ser objeto de un trato mercantil, y entregarse a un hombre mayor en matrimonio, por dinero, para que haga de ella lo que le plazca?
Si lo anterior debe aceptarse con complacencia, entonces Lydia Cacho ha fundado su cruzada nacional contra la pederastia y los abusos sexuales en una percepción equivocada de la realidad, y Kamel Nacif Borge debe ser excarcelado, para que pueda continuar surtiendo a su clientela política de esas “botellas” importadas y exclusivas que únicamente los conocedores pueden disfrutar.
Como en este país sucede lo contrario de lo que debe ocurrir -a pesar de los esfuerzos educativos y de oferta de igualdad de oportunidades, de las reformas constitucionales y toda la parafernalia expuesta en el discurso político- para indicar que la nación es otra, el comportamiento de los mexicanos, empezando por el de los políticos y otros grupos de poder, es fiel a sus orígenes y no varía ni un ápice.
De alguna manera obtendrá, esa madre nada atribulada por el futuro de su hija, los 24 mil pesos para saldar su deuda y, además, regresará al marido ofendido ese objeto de 14 años que es de su propiedad.