LA COSTUMBRE DEL PODER: Serán como Dios

 

 

darth-vader-360x320Meditar en la “inmortalidad” como la conciben los seres humanos, en la idea de eternidad y en el previsible aburrimiento de durar para siempre revestidos de lo terrenal, me asaltó al momento de ver El inmortal, interpretado por Christopher Lambert.

Años después, muchos, cayó en mis manos La transparencia del mal, colección de ensayos de Jean Baudrillard; allí encontré el texto El infierno de lo mismo, donde refiere a la “increíble violencia de la simulación genética”.

También mucho después, topo con un texto en El País donde el autor nos advierte que “todo avance científico plantea más preguntas que respuestas, y la síntesis del primer cromosoma de un organismo superior no es una excepción. ¿Es la solución de la naturaleza la mejor posible, o la fuerza de la razón puede superarla? ¿Y en qué sentido que no resulte inaceptable? ¿Podremos reconstruir a partir de su genoma especies extintas como el mamut y el hombre de neandertal? ¿Y qué podremos entonces hacer con nuestra propia especie, el Homo Sapiens?”

Creo que la ingeniería genética conduce a los investigadores y a los beneficiarios de esos adelantos que pueden traducirse en salud, a los linderos de la razón y los umbrales de la fe, porque la pregunta que me ronda en el caletre carece de respuesta, pues estoy cierto que ya poseen los conocimientos científicos y técnicos para reproducir la vida, para crear vida artificial, pero ¿quién dotará a esos supuestos seres humanos de alma?

Dice el texto de El País: “La cuestión de si se puede sintetizar vida en el laboratorio no sólo tiene sentido, sino que puede considerarse un objetivo central de la biología. Tras una tradición milenaria de pensamiento vitalista, la doctrina -o más bien la inercia intelectual- que ve la vida insuflada de alguna sustancia virtual o incognoscible que la hace fundamentalmente distinta de la materia inanimada, la biología sólo ha podido madurar como ciencia a base de refutar esa idea”.

El asunto, entonces, es el alma, y con ella los sentimientos, que son parte de una memoria genética, sí, pero de razón a razón, de alma a alma, nunca de cuerpo a cuerpo, de carne a carne. Si así fuera, los animales se conducirían apropiadamente, pero no sucede.

Quizá lo que apunto es una barbaridad, nada tiene que ver con el razonamiento científico, pero es una inquietud suscitada por la fe que dirige mi condición humana, por la idea de que los cyborgs anticipados en la ciencia ficción serán realidad y un ejército de control.

http://www.almomentonoticias.mx

AMN.MX/gom

About gregorioortega

HUMBERTO MUSACCHIO Gregorio Ortega es de los pocos escritores mexicanos que han optado por la edición de internet. Primero publicó o subió la novela Febronio y sus fantasmas que en edición Kindle (https://goo.gl/q0mJyj) tiene un precio de 129 pesos con 98 centavos. Ahora acaba de poner en el espacio virtual, al mismo precio de la anterior, otras dos novelas: Sísifo, santo patrono de los periodistas. Narco, guerrilla y poder (https://goo.gl/QNo1aX) y La rebelión del obispo. Ni los vio ni los oyó (https://goo.glMmYZMv). La primera trata del sexenio de José López Portillo y la relación entre el gobierno y los orígenes del narcotráfico, en tanto que la última versa en torno al obispo Samuel Ruiz García, el subcomandante Marcos y Carlos Salinas de Gortari.
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