LA COSTUMBRE DEL PODER
*El costo de las multas, antes de la reforma, estaba incluido en sus transas en perjuicio del consumidor
Gregorio Ortega Molina 25 jul 2014 – 00:14 CET
Los mexicanos −para convivir con la realidad− se han convertido en expertos de la simulación: van a las misceláneas donde les dan kilos de 900 gramos, pero pagan sin chistar, convencidos que, como ellos, los propietarios de esos comercios acuden a las gasolineras, donde les surten litros de 900 mililitros, y se someten contentos porque ellos hacen lo mismo, como los consumidores finales que esperan la oportunidad de joder al vecino.
Ahora son los gasolineros los que se rasgan las vestiduras, se esfuerzan por ejercer su derecho al pataleo porque se les angosta, reduce el negocio del engaño, y vociferan que será perjudicial y acabará con sus esfuerzos abrir la importación de combustibles. Lo cierto es que nunca hay un buen momento para el cambio, sobre todo cuando se pretende eludir el orden, la ética del comerciante, para continuar medrando, jodiendo al consumidor.
¿No es cierto? ¿El gremio de los gasolineros es impoluto? Veamos. Dice la información: “Los empresarios consideran que el proyecto de Ley de Hidrocarburos precisa que las sanciones que impondrá la Comisión Reguladora de Energía, por el incumplimiento a la regulación de las ventas de primera mano y sus precios, son de una multa mínima de 150 mil días de salario mínimo, equivalente a 10 millones 93 mil 500 pesos; la máxima es de 75 millones de días de salarios mínimos en el DF, cinco mil 46 millones 750 mil pesos”.
Es de tal fineza la simulación de los gasolineros, que el costo de las multas antes de la reforma estaba incluido en sus transas en perjuicio del consumidor, y las autoridades seguían haciéndose de la vista gorda. Con el monto de las sanciones que se anuncian, la simulación podría convertirse en un mal recuerdo, al menos en las gasolineras; los dueños de éstas, al dejar de ser victimarios, procurarán no convertirse en víctimas, y pudieran denunciar cualquier alteración de precios en tiendas de autoservicios, y negarse a pagar kilos de 900 gramos.
¿De qué se quejan los gasolineros, si hasta hoy son los mimados de Pemex, que necesitan salida a sus productos, y son beneficiarios de la corrupción de los verificadores de normas e inspectores de comercio y, al final pero también, los ganones de la simulación de los consumidores en general?
Sólo protesta contra el monto de las multas quien tiene previsto no respetar las reglas.
AMN.MX/gom