Escondidos en el pretexto de las elecciones decidieron hacer (más) presentes a los militares en el sur de la nación. Amagan, pero no resuelven. Allí están esos integrantes de la sección 22, de una Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación que solapan las trapacerías políticas de los líderes sindicales y los políticos con los que se las arreglan para cobrar sin trabajar, en menoscabo de la vida de los mexicanos y de ellos mismos, porque transforman su cotidianidad en vileza, en degradación, hasta dejarse convertir en instrumento de los saqueadores de la riqueza nacional.

Lo que hoy nos ocurre a todos los que aquí vivimos, me lleva de la mano a la evocación de mi lectura de Sándor Márai, donde pone en boca del interlocutor de La mujer justa: “A veces, en los momentos más trágicos de la vida, nos encontramos de improviso más allá del dolor y de la desesperación, y nos volvemos extrañamente sobrios, indiferentes, casi de buen humor. ¿Nunca te ha pasado? Por ejemplo, cuando están enterrando a tu ser más querido y empiezas a pensar que en casa alguien se ha podido dejar la nevera abierta y el perro se comerá todo el asado frío reservado para los invitados al duelo. Y en ese instante, justo en el momento en que los cantos se elevan en torno al féretro, te pones a dar instrucciones, entre susurros y en calma total, para solucionar el asunto de la nevera.Porque los seres humanos somos así, vivimos entre extremos, entre orillas infinitamente alejadas”.

Si las confrontaciones entre AMLO y FCH, y la de éste con los barones del narco, fueron el inicio del réquiem para oficiar las exequias de la nación como resultado de un proyecto histórico, los resultados del enfrentamiento entre la CNTE y Chuayffet se convierten en una pesada lápida sobre el optimismo y el futuro, porque sellará la tumba de la suave patria y marcará el punto de partida para la desintegración del México en el que los de mi generación crecimos e, incluso, disfrutamos del milagro mexicano.

¿Qué?, ¿exagero? Entonces, ¿por qué el IMSS decide pasar a los servicios de salud privada a 16 mil pacientes de diabetes? Porque las enfermedades crónicas cuestan mucho dinero, y porque lo requerido para el buen funcionamiento de la seguridad social lo consume el ejército de ocupación estacionado en México por los panistas.

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AMN.MX/gom/pp