- El único sol será Luis Videgaray Caso, salvo que la descomposición de la política económica se acelere y el modelo que aspiraron a imponer por medio de las reformas estructurales, precipite su decadencia en franca descomposición social, que en muchos lugares de la patria llama a la puerta


Si se revisan las fotografías de quienes llevaron a “El Chapo” -el día de su presentación a la prensa- al helicóptero que lo conduciría al penal del Altiplano, encontrarán un rostro de Manuel Mondragón y Kalb totalmente desconcertado, como si la recaptura del fugado de Puente Grande hubiese sido un error más grande que el de su reciente huida.
La obra de ingeniería civil construida para facilitar la escenificación de la fuga, no fue tarea de maestros o albañiles sueltos, sino de un profesional con conocimiento en mecánica de suelos y con la información suficiente de lo que se encontraría camino a la regadera. Un ingeniero me sostiene que, por el corte de la loza de concreto, éste fue hecho de afuera hacia adentro. ¿Será?
La dimensión de la obra requirió movimiento que no se puede ocultar, como sí se ocultó a la vista al detenido del Altiplano, advierten los expertos, tampoco pudo esconderse -se señala con orgullo por parte de los rehabilitadores de conducta antisocial- porque en esa cárcel modelo los reos nunca están solos. ¿Quién ordenó que dejaran de verlo, viéndolo?
El responsable del funcionamiento estricto de los penales federales, pero sobre todo de los denominados de alta seguridad, es Miguel Ángel Osorio Chong, aspirante natural a la silla del águila. El fracaso, enorme fracaso de su gestión en esa área, ¿le permite mantener viva la esperanza de terciarse la banda presidencial sobre el pecho?
Queda, entonces, como único sol, Luis Videgaray Caso, salvo que la regurgitación de la política económica se acelere y el modelo que aspiraron a imponer por medio de las reformas estructurales, precipite su decadencia en franca descomposición social, que en muchos lugares de la patria llama a la puerta.
Para comprender el interés de las agencias de seguridad estadounidenses por la fuga y sus consecuencias, no hay que perder de vista la nominación de “El Chapo” por Forbes y leer, con atención, de la página 128 a la 160 de Los círculos del poder, donde se explica la manera en que la DEA y sus agentes estacionados en México, propiciaron el desarrollo del cártel del Pacífico, y cómo el personaje Alejandro Loera su funde y confunde con Emilio Rafael Goicochea Luna, luego prominente político del PAN, cuando la novela fue escrita durante 1988 y 1989.
Sí, la huida de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera da el cerrojazo al gobierno de EPN.
La razón la expone un lector cuyo correo, breve, transcribo: “Tienen razón las autoridades mexicanas, estando renuentes a aceptar extraditar delincuentes a EEUU. Si el delincuente se fuera a EEUU, le reducirían la pena a cambio de información. Eventualidad malísima, las penas no se tienen que reducir.
“Mejor los retengamos en México; así estamos seguro de que la pena se cumpla integra y -sobre todo- la información relevante se quede confinada entre cuates, sin alcanzar oídos indiscretos.
“La seguridad de las autoridades quedará así resguardada. El delincuente se mantiene callado, a costa de hacerlo desaparecer cuando surja el pedido de extradición. Aunque nos cueste realizar obra civil ingeniosa que justifique su ausencia de la penitenciaría”.
Añadiría que el gobierno también desvela sus filias y sus fobias como consecuencia del mutis de “El Chapo”, pues en la que va de su fuga a la fecha, a la CNTE se le congelaron sus cuentas bancarias, por movimientos atípicos, mientras que la fortuna de Joaquín Guzmán Loera quedó tan libre, como ahora lo está él.