- El saldo humano de la guerra contra el narcotráfico indica que hacen uso de la impunidad como instrumento de poder. Pero les importa tan poco
¿Hemos reflexionado lo suficiente sobre las razones por las cuales David Ben Gurion hizo del juicio público a Adolf Eichmann un espectáculo? Está la vertiente de Hannah Arendt, la mal comprendida banalización del mal. Aporto otra opción al análisis: cerrar el paso a la impunidad. ¡Nunca jamás!
Tony Judt relee Eichmann en Jerusalén: un estudio sobre la banalidad del mal, y nos ofrece lo que piensa: “… lo que es realmente terrible respecto a la eliminación de los judíos no es que importara tanto, sino que importara tan poco”. Algo similar ocurre en México con el saldo humano de la guerra contra el narcotráfico: el resultado es el uso de la impunidad como instrumento de poder. Pero les importa tan poco.
Entrampados en el circo mediático de la sempiterna detención de Joaquín Guzmán Loera y la sorpresa causada por la detención, en España, de Humberto Moreira, encontramos el aserto de Judt para explicarnos lo que realmente sucede en México: “Estamos perdiendo la capacidad de distinguir ente los pecados y disparates normales del género humano -la estupidez, el prejuicio, el oportunismo, la demagogia, el fanatismo- y la genuina maldad”.
De allí que ni siquiera nos moleste que en el transcurso de cuatro años -2008-2011- más de 150 personas fuesen asesinadas por “pozoleros” del crimen organizado dentro del Cereso de Piedras Negras, según investigación de la Procuraduría General de Justicia de Coahuila, que La Jornada da a conocer.
Hace constar la nota periodística que la mayoría de las víctimas estaban vinculadas con la delincuencia y fueron secuestradas en distintos municipios de la zona norte de Coahuila; después llevadas al Cereso, donde las mataron internos y personas en libertad que tenían acceso al correccional, donde su vida estaba resguardada por las autoridades.
Y abunda: “De manera extraoficial se supo que policías y militares hallaron evidencias, como restos de tambos de acero y de combustible, de que el lugar pudo ser utilizado para incinerar y desaparecer a personas. El 24 de septiembre de 2015 la PGJE informó en un comunicado que agentes de la Policía Investigadora del Estado recapturaron a uno de los fugitivos y a esa fecha 79 de los evadidos fueron reaprehendidos y otros 19 murieron en distintos enfrentamientos a balazos con policías o elementos del Ejército Mexicano, Policía Federal, y de la Secretaría de Marina Armada de México”.
Pareciera un tema bíblico: tienen ojos y no ven… sin embargo, Judt aclara: “Pero hay otra banalidad: la banalidad del uso excesivo, el desalentador e insensibilizador efecto de ver o decir o pensar lo mismo demasiadas veces hasta que hemos adormecido a nuestra audiencia y la hemos vuelto inmune al mal que estamos describiendo”.
Construyan el mito de “El Chapo”, y después a ver cómo se las arreglan para frenar el crecimiento de la corrupción y la incontenible impunidad.