- Hay intromisión de las agencias estadounidenses en el gobierno mexicano; para quedarse con “El Chapo” aceptaron un intercambio de presos
La permanencia y el previsible juicio -en libertad, con ese país por cárcel- a Humberto Moreira en España implican consecuencias (aventurar su nivel de gravedad sería hacerle el juego a los augures) para el sistema político mexicano, porque se exhibe la intromisión de agencias estadounidenses y puede deducirse que el ex gobernador de Coahuila y ex presidente del CEN del PRI, es objeto de un intercambio de presos: él, a cambio de la extradición precipitada de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera.
Hay una cronología de hechos que es prudente mantener en la memoria: extradición y admisión de culpabilidad de Édgar Valdez Villarreal, “La Barbie”; tercera detención de Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, y la solicitud del gobierno de Estados Unidos al de España, para la detención, arraigo y juicio a Humberto Moreira por lavado de dinero, aunque ahora quieren incluir una supuesta relación con los “Zetas”, es decir, asociación delictuosa, fundada en el asesinato de su hijo por una supuesta venganza.
Lo que parecía un resultado exitoso de los múltiples operativos destinados a implantar infiltrados en los cárteles mexicanos, cuyo objetivo principal es exhibir los niveles de complicidad y corrupción de las vertientes políticas y económicas del narcotráfico globalizado, apunta a ser otro fracaso como el Rápido y Furioso, porque las autoridades estadounidenses protegerán a los barones de la droga que dominan el marcado mundial de los estupefacientes,
pues todos o casi todos ellos son “honrados” ciudadanos de esa nación, escudados en sus honorables trabajos en el Pentágono, el Congreso y/o las corredurías bursátiles de Wall Street o los directorios de los bancos, como se demostró la participación del Wachovia, subsidiaria del Wells Fargo (¿?), y porque los acuerdos en la cúpula del poder transnacional revierten toda voluntad de lucha contra la corrupción y la impunidad.
Roberto Saviano, quien ahora tiene la imagen de ser un amanuense de la DEA por sobre sus investigaciones propias, pues CeroCeroCero nada tiene que ver con Gomorra, dejó anotado en su obra sobre el tráfico de cocaína: “El novelesco asunto de las negociaciones entre la DEA y los narcos resulta, en realidad, menos increíble de lo que a primera vista pudiera parecer… Por el momento, Estados Unidos no puede conseguir nada más por vía oficial. Los encuentros <<bajo cuerda>> promovidos por la DEA de Miami no revelan su sentido si se consideran fuera de contexto”.
¿Y cuál es ese contexto para la intromisión en México? El libre mercado y la globalización implican garantizar la transformación del modelo político y de desarrollo del país, pero las reformas estructurales emprendidas están a medio camino, debido a las resistencias encontradas entre diversos grupos políticos, incluidos los poderes fácticos, cuyos representantes se aficionaron, ya, a mangonear desde las instituciones oficiales o, de plano, tripular a los que gobiernan para que hagan la santa voluntad de los que verdaderamente mandan.
Claro que todo depende de las condiciones establecidas para el intercambio de presos, si es que a ese acuerdo llegaron. Es preciso puntualizar que los mexicanos salimos perdiendo, porque se entrega a un criminal convicto y dueño de los secretos de la narcopolítica, por un supuesto delincuente de cuello blanco, cuyos delitos sería administrativos y de mal uso del dinero
público, lo que significa que el sistema está en el inicio de una profunda decadencia, sólo contenida por la impunidad.
¿Vale la pena salvarlo?