- ¿Será que la corrupción rampante y la evasión fiscal nos permitirán salvarnos de la integración total?
A los funcionarios públicos integrados al Poder Ejecutivo se les llena la boca cuando se refieren a la integración con EEUU como parte de su programa geoestratégico de seguridad nacional; están seguros de que en México podrán combinarse los beneficios del Primer Mundo, con los vicios del Tercero.
Si hay un delito ominoso para los estadounidenses y que se persigue con saña es la evasión fiscal, lesiona los intereses de esa nación, de su sociedad y, además, afecta su concepto de moral y responsabilidad compartida. Claro que también buscan refugiarse en los paraísos fiscales, estudian la manera de pagar menos impuestos, pero los pagan, porque así como los tiburones de las grandes corporaciones tienen ejércitos de contadores y abogados especializados en derecho fiscal, los encargados de recaudar la tributación tienen una armada de auditores refractarios a cualquier tipo de corrupción.
Aquí, por el contrario, el gobierno federal parece cómplice de los grandes empresarios, de los dueños de los poderes fácticos, pues dejó de recaudar más de 1.2 billones de pesos en 2014 -equivalentes al 7.4 por ciento del PIB-; nos lesionaron en nuestro patrimonio por “medio de beneficios fiscales, devoluciones a grandes empresas y evasión global de impuestos, dice el reporte de la Auditoría Superior de la Federación”.
En su revisión a la Cuenta Pública 2014, entregada a la Cámara de Diputados, se indica que ese año el SAT resolvió la devolución del IVA y del ISR por 288 mil 749 millones de pesos, 1.7 por ciento del PIB.
En términos macroeconómicos la cifra parece una minucia, pero cómo hubieran servido para evitar la quiebra de Pemex -que parece planeada- e iniciar su reconstrucción en el área de refinación.
Me permito especular sobre una posible complicidad, porque de esos casi 300 mil millones de pesos, 231 mil 504 millones -80.2 por ciento del total de devoluciones de impuestos- se entregaron a 2 mil 918 grandes contribuyentes, y la auditoría indicó que a uno solo de éstos se le devolvieron 13 mil 924.8 millones de pesos. Naturalmente omiten los nombres de los agraciados.
Para la cuenta pública de 2014 tres sectores de la economía concentraron 84.9 por ciento de las devoluciones: industrias manufactureras; comercio, restaurantes y hoteles, y servicios financieros inmobiliarios, alquiler de bienes muebles y servicios profesionales. A las empresas de esos rubros se les devolvieron 196 mil 485.4 millones de pesos; a otras 2 mil 547 empresas se les realizó la devolución en efectivo de 45 mil 838 millones de pesos.
La integración inicia, creo yo, desapareciendo las asimetrías al establecer parámetros iguales en temas específicos: ya debiera estar en marcha la reforma constitucional penal, ya estamos adentro con las privatizaciones del sector energía, ya desaparecen las diferencias en términos ideológicos, de gobierno y éticos, aunque en el tema de la corrupción y la evasión fiscal estamos muy atrás.
Todo lo anterior me origina cierto optimismo: ¿será que la corrupción rampante y la evasión fiscal nos permitirán salvarnos de la integración total?