Que no le buigan porque los millones de euros, dólares y pesos de inversionistas y poderes fácticos fifís se nos van
Oficiar el poder requiere ritmo y conocimiento de los seres humanos, más que de los elementos profesionales y técnicos de las diversas disciplinas necesarias para gobernar sin desatinos. Apresurarse conduce a error, lo mismo que considerar que todo puede hacerse, con maña, pero todo.
Durante la realización del foro Análisis de la Ley del Banco de México saltó al ruedo de la tontería Benjamín Robles Montoya, diputado federal por el PT en el redondel de San Lázaro. Abrió la boca para, de acuerdo a su página de Internet y algunos medios, abrirnos los ojos ante la estrategia que siguen quienes están en los cuernos de la luna desde el 1 de julio. El buscapiés es transparente: “Presentó al pleno de la Cámara de Diputados la Iniciativa por la que se reformaría y adicionaría el Artículo 2 de la Ley del Banco de México.
“Sostuvo que la política monetaria de ese Órgano Constitucional Autónomo ha sido ultra recesiva, pues en este sexenio permitió que el gasto y la inversión pública se deprimieran a la par de la devaluación de 13 a 20 pesos.
“También permitió que aumentaran las tasas de interés, encareciendo el crédito productivocuando pasó de 4 a 7.75 por ciento, en tanto que las reservas internacionales llegaron a 173 mil millones de dólares.
“En síntesis, mientras tenemos a la mayoría de las familias mexicanas en bancarrota, de manera simultánea tenemos una cantidad de dólares y oro como nunca antes había ocurrido”.
El diputado no sabe dónde está parado, desconoce los manejos elementales de la administración del Banxico. Éste dista mucho de ser Fort Knox. Los dólares y el oro necesarios para acumular la cantidad en reservas no están en sus bóvedas, sino en mínima parte. El resto, de acuerdo a los tiempos que corren, está invertido en lugar de estar guardado y apolillándose.
¿De dónde proviene su peregrina idea? Recordemos la época de oro del presidencialismo mexicano, cuando sin reticencias se echó mano de esas reservas y, entonces sí, se empobreció a México. ¿Quién convirtió al diputado de marras en Titino?
Pero no es lo anterior lo que ha de preocuparnos, sino el hecho de que el señor Presidente electo parece acariciar la idea y por eso relaja la disciplina y permite que Mario Delgado haga de las suyas; sé que a cuatro meses del triunfo ya es difícil prevenirlo, o de plano decirle que no a una instrucción que el subordinado puede considerar equivocada. Tantas frases he escuchado sobre los efectos del poder en quien lo ejerce, pero creo que el primero de ellos, el constante, es que los ensordece, dejan de escuchar y olvidan la sensatez con la que se comportaron para llegar a la silla del águila.
Sé que algunos de los nombrados responsables del gabinete económico del inmediato gobierno ya se ven perplejos unos a otros, porque lo que inició terso se vuelve áspero. Que no le buigan al Banxico, porque entonces los millones de euros, dólares y pesos de los poderes fácticos fifís se nos van.
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