Desaparecer por voluntad propia es un arte, implica dejar de estar para la ley y la vida civil y social, significa romper los lazos afectivos y destruir las razones que dieron aliento de vida a un nombre, una actitud, una manera de ser.
Que desaparezcan a una persona, o 40 mil, ya es otro tema, porque al poco tiempo de ser levantado ese ser humano pudo haber sido asesinado después de innombrables sevicias, y además dejarse sus despojos desparramados en el desierto, como ocurría y ocurre con las muertas de Ciudad Juárez, o desaparecer por completo en una fosa clandestina, en un cóctel de huesos y un amasijo de carne que se pudre. Dura más tiempo la ropa con la que murieron, que esos cuerpos que son asombro, porque fueron casi perfectos al quedar creados a imagen y semejanza de la divinidad.
En la rifa del tigre obtuvo el premio Karla Irasema Quintana Osuna, al ser nombrada titular de la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas; la secretaria de Gobernación la designó por haber obtenido la calificación más alta para el puesto, de entre una terna que completaban Leonor de Jesús Figueroa Jácome y Juan López Villanueva.
Olga Sánchez Cordero destacó que en el proceso, iniciado el 18 de enero, se entrevistaron 11 candidatos, y los tres que obtuvieron las mejores calificaciones formaron la terna final; durante la presentación de la convocatoria hecha en enero por Alejandro Encinas, se destacó que el titular de la Comisión deberá trabajar en la consolidación del Plan Nacional de Búsqueda.
Y es aquí donde inician las interrogantes. ¿Plan Nacional de Búsqueda de desaparecidos? Hasta el momento han sido las madres, apoyadas en otros familiares, las únicas organizadas y responsables de empeñarse, sin recursos, en dar por terminada la incertidumbre. Crear una institución y conceptuar un plan nacional, lleva implícito el reconocimiento de que el Estado de derecho está fracturado, y hay amplias zonas del territorio nacional donde la única autoridad que existe es la de la delincuencia organizada.
¿Puede, la restauración del modelo político poner orden, o se requiere de una reforma del Estado para ejercer constitucionalmente el privilegio de mandar? Lo que ocurre es un contrasentido, porque ¿cuántos funcionarios al mando ocupan cargos y oficinas donde ellos mismos no se encuentran, no se hayan? Habría que empezar por indicarles dónde están parados.