LA COSTUMBRE DEL PODER: Monreal, ¿un contrapeso?

 Gregorio Ortega Molina 11 de marzo de 2019 – 00:13

 La relación con el o los operadores políticos es otro tema, otra vertiente y distinto ámbito. No es un empleado ni un amigo, pero debe vérsele como a un posible sucesor porque puede convertirlo en alguien que el día de mañana podría mostrarse capaz de dar continuidad al proyecto compartido

¿Es tan pesada -en términos de poder político real- la presencia de AMLO que requiere contrapesos en el Legislativo y el Judicial? ¿Es necesario un bloque opositor, cuando la oposición ni propone ni parece existir? Lo anterior, ¿adelanta y presiona sobre el juego sucesorio, si hay sucesión?

 

Todas las elegías refieren a las fortalezas del presidente de los mexicanos, pero en cuanto a sus debilidades, los que no lo quieren ni las investigan, estudian o exhiben, mucho menos las conocen o identifican. Los seres humanos siempre tienen fisuras. Las personales se dan en el carácter, la salud y la vocación o fe o creencia, las otras nos refieren a los afectos: la esposa, los hijos, los amigos que caminan como fieles escuderos para taparlo todo, para olvidarlo todo. A esos siempre se les paga con una palabra: gracias. He sido testigo de ello con Echeverría, López Portillo, De la Madrid, Zedillo…

En el diseño y construcción de los ámbitos de poder, de los espacios donde el que manda ha de moverse con seguridad y sin temores, siempre hay personajes que satisfacen una de dos exigencias -rara vez ambas-: lealtad y capacidad de negociación. El leal escudero que aguanta con la boca cerrada y la mirada en el piso, y el negociador que transa con los opositores de peso, con los políticos que algo significan en la construcción de consensos.

La lealtad recibida no se cuestiona ni se agradece; quien se beneficia de ella la ve como una obligación, la aprecia como una tarea cumplida, como una asignatura escolar o un compromiso religioso que ha de observarse a pies juntillas. Faltar a ella puede equivaler a jugarse la vida. La historia de Roma, del Tercer Reich, del Imperio, es muestra de ejemplos. La guillotina, las venas cortadas y el baño en agua caliente, o el disparo con la Luger.

La relación con el o los operadores políticos es otro tema, otra vertiente y distinto ámbito. No es un empleado ni un amigo, pero puede vérsele como a un posible sucesor, al convertirlo en alguien que el día de mañana podría mostrarse capaz de dar continuidad al proyecto compartido: ya sea el de la 4T, o el de la IV República, pues se supone que ambos se complementan y pueden ser resultado de la reforma del Estado, que ha de consolidar lo iniciado en diciembre de 1982: la transformación de México a través de la globalización… y lo que ésta exige.

Los analistas y articulistas anotaron a Ricardo Monreal, pero no sé si esa actitud sea vista con buenos ojos por parte del señor presidente constitucional.

About gregorioortega

HUMBERTO MUSACCHIO Gregorio Ortega es de los pocos escritores mexicanos que han optado por la edición de internet. Primero publicó o subió la novela Febronio y sus fantasmas que en edición Kindle (https://goo.gl/q0mJyj) tiene un precio de 129 pesos con 98 centavos. Ahora acaba de poner en el espacio virtual, al mismo precio de la anterior, otras dos novelas: Sísifo, santo patrono de los periodistas. Narco, guerrilla y poder (https://goo.gl/QNo1aX) y La rebelión del obispo. Ni los vio ni los oyó (https://goo.glMmYZMv). La primera trata del sexenio de José López Portillo y la relación entre el gobierno y los orígenes del narcotráfico, en tanto que la última versa en torno al obispo Samuel Ruiz García, el subcomandante Marcos y Carlos Salinas de Gortari.
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