La Costumbre del Poder: ¿Autosuficiencia alimentaria?

 

Gregorio Ortega Molina 1° de julio de 2019 – 00:13

*Buscarla es dar largas al asunto del hambre. No expreso lo que un mexicano debiera decir, para no faltar a las observancias del manual de Carreño

 

 

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Durante los primeros seis meses del “nuevo” régimen observé con detenimiento y preocupación, que las palabras del presidente constitucional de todos los mexicanos causan alarma, propician desconcierto.

Posiblemente los datos de que dispongo están equivocados, pero hoy, el día de hoy, no hay una nación con autosuficiencia alimentaria, ya no digamos industrial y científica y técnica. Sin intercambios, sin la comercialización necesaria, sin las aportaciones culturales el mundo no sería lo que es, incluidas las asimetrías y perversas desigualdades, y cómo saber si con un proyecto económico distinto no las habría tantas o peores.

Los espejismos nublan la realidad de los gobernantes, tanto o más que la de los súbditos.

¿Es China una potencia económica? Sí, a qué costo, ¿cuántos de los miles de millones de sus habitantes todavía viven en una casi esclavitud, si no es que en una franca sujeción laboral para poder alimentarse? En Estados Unidos no cantan mal las rancheras, la gran riqueza de muy pocos no alcanza a ocultar la miseria en que los adoradores de Trump viven encantados con el discurso de la primacía blanca y el desprecio a todo lo que no es de su color.

El ejemplo de lo ocurrido en Detroit y el desesperado discurso nacionalista, son muestra de que si su economía crece debe ser con el sacrificio de esos hillbillys que desean reconquistar el espíritu con el cual se adueñaron del viejo Oeste, y de la mitad del territorio mexicano.

La autosuficiencia alimentaria es una quimera, incluso entre seres humanos. Desviar el discurso político a la idea del autoconsumo, además de peligro conlleva desilusión, porque sólo hay que recordar el número de habitantes que tenía México hace 50 años, y los más de 120 que hoy rastrillan el territorio nacional en busca de fosas clandestinas, en vez de preparar el campo para las tareas agrarias.

Es preciso subrayar que el modelo político mexicano con 102 años de funcionamiento a tirones y empellones, está podrido y dejó de ser funcional desde que concluyó la época de oro de Antonio Ortiz Mena.

Si realmente desean tener éxito, no pretendan grandes proyectos, no aspiren a la historia, sino al servicio, y convoquen a los tres Poderes de la Unión a la reforma del Estado, para dar viabilidad administrativa, política, participativa, histórica a la patria; apártense de la quimera de resucitar modelos que ya son disfuncionales, o no funcionan.

En buen castellano, lo demás es dar largas al asunto. No expreso lo que un mexicano debiera decir, para no faltar a las observancias del manual de Carreño.

 

About gregorioortega

HUMBERTO MUSACCHIO Gregorio Ortega es de los pocos escritores mexicanos que han optado por la edición de internet. Primero publicó o subió la novela Febronio y sus fantasmas que en edición Kindle (https://goo.gl/q0mJyj) tiene un precio de 129 pesos con 98 centavos. Ahora acaba de poner en el espacio virtual, al mismo precio de la anterior, otras dos novelas: Sísifo, santo patrono de los periodistas. Narco, guerrilla y poder (https://goo.gl/QNo1aX) y La rebelión del obispo. Ni los vio ni los oyó (https://goo.glMmYZMv). La primera trata del sexenio de José López Portillo y la relación entre el gobierno y los orígenes del narcotráfico, en tanto que la última versa en torno al obispo Samuel Ruiz García, el subcomandante Marcos y Carlos Salinas de Gortari.
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