La Costumbre del Poder: Slim, totalmente Palacio
“Coincidí con Carlos Trouyet en la antesala de Gustavo Díaz Ordaz. Después de saludarnos me preguntó: Emilio, ¿qué viene a hacer aquí? Le respondí que visitar al presidente de la República, conversar, obtener información, a lo que me respondió:
¡Pobre! Yo cada vez que visito al presidente de México hago negocios de millones de pesos”.
Lo anterior me lo narró Emilio Uranga, y lo traigo a colación por el regreso de Calos Slim al escenario político. Él, el señor Slim, irá a lo suyo, la lana; mientras tanto, todavía permanecen inciertos la intención y el proyecto de nación de la 4T, que a estas alturas coincide en muy poco con lo ofertado durante la campaña.
a realidad trasciende a los propósitos del gobierno, por más nobles que éstos sean. Para compartir es imperativo tener el cómo y con qué hacerlo, pues de otra manera sólo se redistribuye miseria y se iguala hacia abajo, y me supongo que la meta dista mucho de empobrecer al país, para evitar las diferencias, o a lo peor estoy equivocado.
Inmerso en el mundo verbal de la 4T me topo con la siguiente reflexión que Don Winslow atribuye a su personaje Art Keller.
Ya ha oído suficientes palabras. La mayoría eran mentiras.
En su mundo anterior, todos, incluido él mismo, mentían por costumbre. Cuando menos uno tenía que mentirse a sí mismo para seguir poniendo un pie delante del otro. Mentía a los demás para sobrevivir.
Ahora busca la verdad en el silencio.
Busca a Dios en él, aunque ahora cree que la verdad y Dios son una misma cosa.
Verdad, quietud y Dios.