LA COSTUMBRE DEL PODER
Gregorio Ortega Molina 23 jul 2014 – 00:14 CET
¿Está segura la esposa del ex presidente Felipe Calderón, de lo que parece una decisión tomada: su regreso a la política? Por aquello de la equidad de género, de la religión que ambos profesan y la ética que dicen observar, ¿no es ella corresponsable de las grandes decisiones del gobierno de su esposo?
Alguna vez escuché la anécdota de un supuesto candidato a diputado, al que preguntaron las razones por las cuales decidió ser legislador. La respuesta fue llana: soy expósito, pero conozco a la oposición e intuyo la catadura de los enemigos que haré durante la campaña, entre ellos se las ingeniarán para encontrar a mis padres. Ansío conocerlos.
Si efectivamente decide incursionar, de nueva cuenta, en las tareas legislativas, y ser candidata a diputada en 2015, debe tener en mente la certeza de que histórica y mediáticamente se le ligará a las tragedias que padecieron los mexicanos durante el gobierno de su marido. En el camino o desde la tribuna, se encontrará con quien le pregunte qué siente al estar casada con el responsable de tanta violencia, tanta muerte, tanto secuestro, tanta complicidad con personas como Genaro García Luna.
Si efectivamente desea sacudirse esa corresponsabilidad que, con razón o sin ella, le endilgarán desde el momento de su candidatura a diputada, deberá leer o releer La inmortalidad, donde Milan Kundera explica: “El periodista comprendió que lo de hacer preguntas no era simplemente el método de trabajo de un reportero, que realiza sus investigaciones modestamente con una libreta y un lápiz en la mano, sino un modo de ejercer el poder. Periodista no es aquel que pregunta, sino aquel que tiene el sagrado derecho de preguntar, de preguntarle a quien sea lo que sea. ¿Acaso no tenemos todos ese derecho? ¿Y no es acaso la pregunta un puente de comprensión tendido de hombre a hombre? Quizá. Por eso precisaré mi afirmación: el poder del periodista no está basado en el derecho a preguntar, sino en el derecho a exigir respuestas…
“¿A quién le iba a interesar hoy la carrera de político? Quién iba a querer que estuvieran toda la vida convocándolo a la pizarra”; desde luego que a Margarita Zavala, añadiría, porque trae algunas diferencias con Felipe Calderón, que, según ella -supongo-, deben quedar zanjadas.
¿Qué responderá cuando le preguntan qué se siente ser corresponsable de tanta violencia, tanta muerte, tanto desaparecido, tanta corrupción? Si no lo hacen los periodistas, lo hará la oposición, o la sociedad agraviada.
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AMN.MX/gom