- El hecho de que Margarita Zavala decidiera abrir el juego sucesorio, y la presión que Luis Miguel Barbosa y otros perredistas ejercieron sobre el inexistente Miguel Ángel Mancera para que dijera esta boca es mía, tienen su origen en los resultados electorales obtenidos por Morena y en que AMLO impondrá, en el relevo presidencial, tiempo político y agenda

El hecho de que Margarita Zavala decidiera abrir el juego sucesorio, y la presión que Luis Miguel Barbosa y otros perredistas ejercieron sobre el inexistente Miguel Ángel Mancera para que dijera esta boca es mía y sí tengo ganas, tienen su origen en los resultados electorales obtenidos por Morena y en que, le pese a quien le pese, AMLO impondrá, en el relevo presidencial, tiempo político y agenda.
Todavía recuerdo la inquina con la que Ricardo Benjamín Salinas Pliego se refería a AMLO, su reclamo constante porque, como jefe de información de noticieros de TV Azteca, destaqué reportero y camarógrafo para cubrir las conferencias matutinas. El entonces jefe de gobierno impuso hora y agenda política, lo que desquició a los dueños de los medios y propietarios del poder, y sacó de sus casillas a Vicente y Martha Fox. Entre ellos habrán cocinado la idea del desafuero; para lograrlo no les resultó difícil servirse, como de papel higiénico, del Poder Judicial de la Federación.
Los mexicanos todavía pagamos el costo social, económico y político del enfrentamiento (lo hicieron personal) entre AMLO y Felipe Calderón, el precio de la confrontación de ideas opuestas de lo que debe ser México, y el resultado de haber dividido el DF y al país, Paseo de la Reforma de por medio.
Nada más oportuno -desde el punto de vista político- que el video destape de Margarita Zavala, porque sólo ella tiene, en la punta de la lengua, las palabras adecuadas para llevar al terreno de la confrontación ideológica a AMLO y su Morena, Martí Batres incluido, pues el PRD y su previsible candidato, Miguel Ángel Mancera, carecen del peso político y popular, como lo demostró el saldo electoral del 7 de junio; pagaron el resultado del Pacto por México, en el que la izquierda perdió más en prestigio y futuro que el PVEM, por ejemplo.
En este escenario, que ni pintado para el PRI, ese instituto político sólo será un convidado de piedra en tanto los poderes fácticos no muestren sus inclinaciones por algún candidato, o por la necesidad de que la alternancia se muestre más viva que nunca para, otra vez, posponer una transición que no quieren ni como limosna.
No ha menester buscar mucho para encontrar una o varias razones que esgrimen y esgrimirán, para posponer la transición, aunque todos los argumentos se reducen a uno, y no requiere explicación: el poder económico por ellos acumulado, para imponer criterio y voluntad sobre lo que fue, siempre, un incipiente poder político, ahora reducido a la confrontación entre AMLO y los Calderón, porque la han hecho algo personal. Pero el PAN lo asumirá.